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El Loco Emperador del Mundo (marzo 2007, Ciclo Onírico)

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La cordillera de los Himalayas, el techo del Mundo. En esta ocasión me había trasladado al siglo XIX, aunque debido al grado de desarrollo de la zona parecía que estuviéramos en la Edad Media. Formaba parte de un ejército mongol que con un caudillo al frente llamado Wan Chuk, se había lanzado a la conquista del mundo, empezando por el país de las Nieves Eternas. El ejército era gigantesco, cientos de miles de hombres marchaban con Wan Chuk por los caminos que recorrían los valles entre las montañas. Era como una marea imposible de detener, sobre todo porque este ejército poseía un arma terrible y definitiva. Era una maquinaria que por unos pequeños cañones expulsaba unas vastas lenguas de fuego a ras de suelo, que arrasaba todo lo que alcanzaba a una distancia de varios cientos de metros. Era imposible huir de aquella ígnea capa que lo cubría todo y con esta arma, ningún ejército podría detener a la horda de Wan Chuk. Además era como si hubiera sido heredada de alguna

El Intruso (octubre 2005, Ciclo Onírico)

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Un día soñe que una tarde gris y lóbrega, caminaba por una de las calles del Casco Antiguo de Zaragoza, un barrio bastante deteriorado y decrépito y al pasar frente a una de sus casas, me sentí atraído hacia la oscuridad que exhalaba un gran portón de madera, abierto de par en par, como una monstruosa boca esperando devorar a quién se atreviera a cruzar el umbral, y sin poder evitarlo entré. La fachada estaba en consonancia con la calle en sí, vieja y sucia y el patio interior, oscuro y lúgubre, estaba lleno de polvo y suciedad por todas partes. Olía a rancio, a viejo y a humedad. En la penumbra se divisaba a la izquierda una gran escalera de madera. Ancha y con un pasamanos a su derecha terminado en un pomo, todo ello de madera también. Los escalones estaban rematados con ornamentos de bronce sucio y gastado. En definitiva todo era antiguo y vetusto pero exhalaba todavía cierto aire señorial perteneciente a una época pasada de gloria y esplendor. Un conjunto en el que se re

Utopía (marzo 2001)

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No sé cómo, pero había viajado en el tiempo hacia el futuro, a una época indeterminada en la que la  humanidad estaba fracturada en tres grupos sociales distintos y bien diferenciados entre sí. A lo largo de décadas y décadas, la civilización había avanzado en el campo de la tecnología hasta el punto en que todo estaba informatizado. Se había llegado tal vez a la utópica sociedad del ocio en la que eran las máquinas las que lo hacían todo mientras que el ser humano se dedicaba a administrar su tiempo libre en lo que más le pudiera satisfacer: lectura, aprendizaje y formación cultural, viajar, hacer deporte, etc. No tenía que preocuparse de nada, todo estaba en manos de las maquinas e iba sobre ruedas. La humanidad estaba en su edad de oro. Había abandonado las antiguas ciudades y ahora vivía en colosales y ciclópeos edificios capaces de albergar a cientos de miles de personas. Edificios que constituían auténticas unidades urbanas y en los que era posible hacer absolu